Mal de muchos, consuelo de tontos
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Las recientes elecciones en la Florida muestran lo erróneo de considerar a la comunidad cubanoamericana como un todo reaccionario y cómo egos personales y codicia dividen a sus líderes.
  Los resultados de las recientes elecciones en los Estados Unidos desinflaron la burbuja de los "politólogos" y "ultraizquierdistas" de tertulias de picadillo y café con leche de Miami, donde en sus programas de emisoras de tercera predican -entre anuncios de viajes a Cuba- lo importante del voto y el rechazo internacional contra el embargo, mientras sus propios esfuerzos por integrar a la comunidad cubanoamericana a esta importante causa no pasa de tertulias en el resguardo de las piscinas de las mansiones.
  Lo cierto es que ni ellos mismos se creyeron el cuento de que la Administración Obama iba a levantar de buena fe las restricciones de viajes de los norteamericanos a la isla y promover un "deshielo" de las relaciones con Cuba. Por ninguna parte, excepto deslices en los blogs de "fuentes bien informadas dentro de la Casa Blanca" o los susurros de los lobistas cobrando cientos de miles de dólares para cabildear, existía confirmación oficial de este propósito.
  La realidad es la perspectiva de la lesbiana de origen judío Ileana Ros-Lehtinen encabezando el Comité de Relaciones Exteriores del Congreso y allí, con el apoyo de los también republicanos por la Florida, como el sobrino de Fidel Castro, Mario Díaz Balart, el recién electo David Rivera y el demócrata por Nueva Jersey Albio Sires, aparte de los senadores Bob Menendez (D-NJ) y el extremista de derecha Marco Rubio (R-FL), la cosa no se ve bien, sobre todo cuando se agregará el eternamente tostado -del sol- Connie Mack (R-FL), en el Subcomité de Relaciones Exteriores para el Hemisferio Occidental.
  Por supuesto, lo que sucede conviene. Ileana no tiene la capacidad intelectual ni el capital político para una posición de esa magnitud, donde el tema de Cuba es un punto dentro de las miles de líneas de la política exterior de los EEUU, muy mal parada por cierto en sus relaciones continentales y Marco Rubio tiene la tarea ahora de demostrarle a sus seguidores ultra reaccionarios su verdadera cara y jugar pelota en las grandes ligas de la política de Washington.
  Pero personitas como la Ileana son de tomar y pongo varios ejemplos: ella -y lo dice el New York Times- cabildeó desde los 90 fuertemente por la liberación del terrorista confeso Orlando Bosch, responsable por docenas de atentados y la explosión en 1976 del avión cubano en Barbados donde murieron 76 personas; además, cuando el intento de Golpe de Estado en Venezuela en el 2002, se refirió al coronel golpista Pedro Soto como un "gran patriota". Ambos están hoy libres en las calles de Miami.
  Continuando su historia en el 2005 trabajó fuertemente por la liberación de otro terrorista confeso: Luis Posada Carriles y al año siguiente dijo en una entrevista: "aplaudo a cualquiera que asesine a Fidel Castro" (!).  Su historia de extremismo sigue con Honduras, cuando apenas tres días después del golpe militar contra el gobierno democráticamente electo, le expresó en una carta al presidente Obama su respaldo a los golpistas, criticando a la Administración por adherirse a la condena de la OEA y las Naciones Unidas.
  Pero volvamos al embargo, una agresión genocida contra Cuba, el precio pagado por el pueblo cubano por su voluntad de soberanía y Revolución. No nos llamemos a engaño: a menos que ambas partes negocien sobre la base de respeto y temas comunes, no se va a levantar este bloqueo. Actitud que no veo en un futuro próximo por parte de un Imperio prepotente y rapaz. No señor.
  Pero no todos estamos limpios de culpa y tampoco está perdida la esperanza de hacerle mella a esta política. El desestimar las voces llamando a utilizar los recursos de la política norteamericana, con sus formas de cabildeo y presiones a los grupos de poder, y sobre todo la falta de un método para integrar a la comunidad cubanoamericana a este objetivo, no son soluciones relegadas, sino partes del problema.
  No es con tertulias y programas de radio en estaciones cuyo alcance no cubre ni el diez por ciento del área de Miami que se crean estados de opinión y combate efectivamente la desinformación contra Cuba. Un concierto de Silvio Rodríguez ha creado más impacto en la opinión pública nacional norteamericana que los cientos de miles de dólares invertidos cada año en donaciones a estas tertulias y conversatorios radiales de unos pocos.
  El considerar al conjunto de la comunidad cubanoamericana emigrada como un todo de enemigos y terroristas no es solo un error escatológico de proporciones colosales: es una mentira y una excusa satisfactoria a los intereses de la contrarrevolución activa promotora del bloqueo, el terrorismo y los ataques constantes contra el pueblo cubano, así como a sus mercenarios cuya labor es confundir y dividir tanto en Miami como en La Habana.
  Llorar por la leche derramada y asombrarse del voto sin consecuencia de las Naciones Unidas sobre la verdad de Cuba y su Revolución demostrada con 50 años de luchas y sacrificios, va más allá de la simple ignorancia o ingenuidad, es la inercia y malicia de aquellos integrantes de la Quinta Columna dividiendo y desorientando a los nuestros, tanto en los Estados Unidos como en la isla.
  Debemos despertar en un amanecer de victorias y no regodearnos en las derrotas vendidas por la codicia y la maldad: quienes nos educamos en el ejemplo de la Revolución, no permitiremos entregar nuestros ideales y las conquistas a sudor y sangre de todo un pueblo, por cantos de sirena de aquellos traidores de entonces, vendiéndonos hoy la entrega al enemigo con el regreso al capitalismo.
  Quienes traicionaron una vez, lo hacen de nuevo tras sus atuendos devotos y empolvadas garras: no es en la cohorte de pedigüeños y rastreros que se encuentra a los buenos, el coraje se prueba en el combate y la virtud ante la vida: la historia de estos personajes prueba a luz de todos, quienes fueron y a quienes sirven hoy. Abramos paso a los que aman y fundan, no a quienes odian y deshacen. 
Por Pedro González Munné