La verdad no ofende
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Los resultados de las elecciones en la Florida, Estados Unidos
  El abrir el periódico esta mañana y encontrarme con la elección de dos de las criaturas más fascistas dentro de la comunidad cubanoamericana, Marcos Rubio para el senado y David Rivera para el Congreso, a pesar de su historial público de estafas con el dinero público y falsedades, muestra no solamente la eficiencia de las maquinarias políticas y el "ganado electoral" que controlan.
  Esta es sólo una parte de la verdad. En el campo de la llamada "izquierda" dentro de la comunidad cubanoamericana existen hechos indudables que marcan la falta de una influencia alternativa para oponerse a estos sectores, como es el caso de la radio "alternativa" está controlada por el ego y la codicia de desertores y contrarrevolucionarios activos, ahora "reciclados" hacia la izquierda.
  En el caso de la prensa no existen medios escritos, pues desaparecieron el de Luis Tornés, ex expedicionario de Girón -ya fallecido-, con Miami Post; La Nación Cubana, dirigido por un servidor y el decano Réplica, de Max Edgardo Lesnick Menéndez, quien traicionó a la Revolución en 1961 y a quien el propio Fidel Castro calificara en sus memorias de "politiquero barato".
  Lo que sí subsiste son programaciones de radio con pomposos nombres en estaciones de tercera que solo cubren una pequeña parte del sur de la Florida, como es el caso de la llamada Radio Progreso, de Francisco González Aruca, multimillonario con sus agencias de viajes y chárter a Cuba, y la llamada Radio Miami, del Sr. Lesnick, también un retirado millonario. Se agregó recientemente el programa "La tarde se mueve" del ex-reportero de Univisión Edmundo García.
  Al estar controladas estas programaciones por personas sin una educación marxista, que han residido fuera de Cuba durante el período revolucionario, sus líneas editoriales no responden a una creciente comunidad cubana que en los últimos 20 años ha crecido hasta más de 350,000 personas, sin contar el flujo de latinoamericanos, atraídos por la promesa de trabajo en la multilingüe Miami.
  Las organizaciones de izquierda de la comunidad cubanoamericana se han ido encerrando en sí mismas al estilo de sus similares de la extrema derecha "exiliada", como el caso de la llamada Alianza Martiana, a quien uno de sus fundadores, biznieto de tuneros mambises calificara en una carta de renuncia de "un estado menor no mayor, sin ejército" por su concentración en desertores y reciclados del exilio de los años 60 y su rechazo a integrar a jóvenes arribados recientemente y educados por la Revolución, o latinoamericanos.
  No se puede culpar al tigre por ser tigre, la extrema derecha lucha por sus posiciones políticas y las consigue, pero sí a la rata por ser rata: cuando esconde tras consignas gastadas y divisiones, aparece su verdadera piel de mercenario codicioso entre su pléyade de seguidores amaestrados. No es en la defensa a ultranza de lo que aprecian como intereses de grupos extremistas y desfasados en La Habana que se lucha por la causa, o se defiende a la nación.
  Los cientos de miles de dólares que se invierten en estas plataformas del ego y altares de la calumnia o el insulto no son, solamente una negación de lo que es la lucha revolucionaria por los intereses reales de la Revolución, es también una alienación total de la comunidad a la que deberían informar y atraer: se convierten, por tanto, en instrumentos claros del enemigo.
  Nombres y apellidos existen, pero quienes los aúpan y financian, son tan culpables de este desastre para los verdaderos intereses de la comunidad, como todas y cada una de las voces de este coro de mercenarios y traidores, tan culpables de los resultados victoriosos en las urnas del fascismo y el extremismo de derecha, como quienes son enemigos declarados del pueblo cubano y su Revolución.
Por Pedro González Munné