Del alacrán, la cola
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Cuando Fidel Castro imprecó al reportero de Miami Juan Manuel Cao sobre quien le pagaba por hacer las incisivas preguntas en una improvisada conferencia de prensa de Buenos Aires, este respondió que era periodista, pero en realidad no lo es, ni tampoco los cientos de improvisados que llenan el éter, las redacciones de las emisoras y los periódicos locales.
Ellos son a los quien bien calificara el entonces alcalde de la ciudad de Miami, en el comité de Libertad de Expresión de la Convención de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos: “la mafia de Miami”, les dijo entonces y bien que les pega el mote.
Ellos, como los políticos y prohombres de la exaltada comunidad exiliada cubana, son consecuencia y herederos directores de la marea batistiana que en los años sesenta se estableciera en el sur de la Florida, la cual, como un cáncer apestoso, se esparce hoy por negocios, instituciones publicas y por supuesto, la prensa local.
La teoría de la impunidad probada sobre la base de la falta de acción por las fiscalías del área, han dado como consecuencia ese concepto de que cualquier cosa es posible y la corrupción ha llegado a niveles tan increíbles en esta parte del país que los servicios públicos carecen de lo elemental, las escuelas tienen condiciones insoportables y la desorganización vial es evidente a cada hora del día.
Los escándalos multimillonarios del robo al dinero publico no son perseguidos por la justicia, como los prohombres que en unos pocos anos acumulan cientos de millones de hombres son destacados por la televisión local como “nuestro orgullo”, mientras que en las gavetas de la fiscalía acumulan polvo las pruebas de lavado de dinero, sobornos y delitos sin fin.
Ahora el Miami Herald descubrió que estas personas a las cuales despidió por conflicto de intereses recibían dinero federal mientras eran sus empleados. Gran cosa. Esto sucede a todos los niveles de la prensa de Miami, comenzando por Univision y sus estaciones.
¿De donde creen que han salido 2,000 millonarios y multimillonarios cubanos? ¿Del trabajo honrado y cotidiano?
¿A donde han ido a parar los presupuestos de cientos de millones de dólares sacados del presupuesto federal para programas dirigidos a la liberta de cuba?
¿Donde están los billones de millones de dólares de la lotería tomados de los magros bolsillos de los pobres y los ancianos en la esperanza ilusa de salir de la miseria?
¿Quien tiene las cantidades inmensas de un condado como Miami-Dade con un presupuesto mayor que todos los países del caribe y Centroamérica juntos?
Estos periodistas en la nómina de la payola no han hecho más que seguir la tendencia de una comunidad marcada por la inmoralidad y controlada por el odio. Pero el Miami herald debía de mirar mas adentro y preguntarse quienes han sido los culpables de que se haya convertido en un periodico comprometido y timorato.
La moral no se predica en calzoncillos y el fondo de todo es este grupo corrupto y amoral que controla vidas y haciendas en esta parte de los Estados Unidos.

Por Pedro González Munné