Los cubanoamericanos aportamos a la economía nacional más de $1.9 billones de dólares anuales
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Editorial:
  La comunidad cubanoamericana en el territorio continental norteamericano y Puerto Rico representa hoy para la economía cubana ingresos directos por concepto de viajes y trámites migratorios, ayuda familiar y las telecomunicaciones superiores a los 1.9 billones de dólares, según estimados conservadores que no incluyen otros ingresos.
  Solamente la mitad de la comunidad cubanoamericana que supera ya los 2 millones de personas en inmigrantes de primera generación, descendientes y familiares los que viajan a la isla, aportan al consulado cubano en Washington un estimado en costos por pasaportes, visados y documentación DC de más de $185 millones de dólares al año.
  En cuanto a los viajes a la isla, autorizados desde tres aeropuertos norteamericanos: Miami (MIA), Nueva York (JFK) y Los Angeles (LAX) a cinco terminales aéreas internacionales en Cuba: La Habana, Cienfuegos, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba, en frecuencias que superan los cuatro vuelos diarios de aviones de gran capacidad, lo cual suma unos $50 millones de dólares anuales por concepto de derechos de aterrizaje, seguros médicos y otros servicios aeroportuarios o al viajero.
  A todo esto se suman las toneladas de medicinas, ropa y medicamentos que las familias envían como ayuda familiar, donaciones o grupos privados envían para negocios en el mercado negro, lo cual es imposible determinar, pero solamente en el caso de las donaciones, supera fácilmente los $30 millones de dólares anuales, en medicamentos y otros insumos.
  Este panorama de pagos directos para contactos y viajes de la familia cubana incluye las comunicaciones telefónicas, las cuales pueden representar otros $82 millones de dólares al monopolio estatal cubano Etecsa, con costos para los cubanoamericanos que oscilan entre $1.00 y $1.20 el minuto por llamada de conexión internacional con la isla.
  Estos ingresos para la economía nacional cubana pudieran crecer en más de $100 millones de dólares, por gastos directos e indirectos de viajes a la isla con sus familiares, solamente con la autorización de entrada de los mas de 35,000 balseros arribados a costas norteamericanas en los últimos 10 años, los cuales tienen negado su ingreso  por la política común con los Estados Unidos de desestimar la inmigración ilegal.
  El tema de las pequeñas inversiones para la agricultura y negocios de servicios que las lentas aperturas burocráticas han permitido en los últimos anos, es incalculable, tomando en cuenta que las familias cubanas en el exterior han aportado -y aportan- millones de dólares en prestamos familiares, mercancías y recursos para estimular estos negocios.
  Si existiera una política diseñada para lograr inversiones familiares de bajo nivel al estilo de lo que se desarrolla en otros países con planes de financiamiento internacional -vetados para Cuba por concepto del embargo norteamericano- y compra de propiedades para retiro o asentamiento en la isla, es imposible calcular los cientos de millones de dólares que la comunidad cubanoamericana pudiera representar.
  En mi opinión, la hora de las decisiones difíciles paso hace rato: es necesario hoy considerar que la fuerza de la emigración, y no me refiero precisamente a grandes fortunas amasadas por la industria del odio, la política o el delito, pudiera representar un despertar económico para la maltrecha agricultura y la industria de los servicios al turismo, por solamente mencionar dos sectores claves.
Por Pedro González Munné