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Editorial
En su abstruso y acostumbrado enrevesado lenguaje legal, la Oficina de Control de Bienes Extranjeros del Gobierno Federal norteamericano, conocida por sus siglas OFAC, le dio a la emigración cubana en los EEUU un inusual regalo el 26 de Julio de este año: una serie de medidas alertando a traficantes y magos de la codicia en Miami de las consecuencias en multas y procesos judiciales si continúan sus practicas de explotar indiscriminadamente a las familias cubanas.
Durante años las pataletas de los políticos cubanoamericanos en contra de los viajes a Cuba y la ayuda familiar a los seres queridos en la isla, ha sido amplificada hasta lo imposible por la carnera prensa de Miami, la cual si bien no publica una línea ni dedica un minuto del éter a defender, o siquiera informar a quien pretende viajar o enviarle dos aspirinas a su tía en Lawton, amplifica hasta el cansancio cualquier declaración de Ileana Ros-Lehtinen, o trastada legal de David Rivera, ambos con asientos en el congreso federal.
Ahora la pelota está en el campo norteamericano y todos guardan silencio, pues no se trata de medidas de la Aduana cubana en contra de la evidente carga comercial transportada por las mulas en los aviones provenientes de los EEUU, ni arrestos de las autoridades de la isla a quienes violan la ley y estafan inmisericordemente a las familias, tanto en Cuba, como en Miami.
Veamos las medidas: en primer lugar los chárteres no pueden “vender” visas cubanas en blanco adquiridas en el Consulado cubano en Washington DC, a quienes las necesitan para viajar a la isla al no ser naturales de Cuba.
Durante años hemos denunciado el tráfico y la especulación con los pasajes, pues en el propio aeropuerto internacional de Miami los especuladores vender esas visas en blanco a 5 veces su precio ante los propios mostradores de algunos de los Chárteres a la isla, con la anuencia de sus empleados y ante la vista gorda de las autoridades que deben controlar estos vuelos.
Otra medida la cual no es nueva, pero sí se repite es que tanto los Chárteres como las agencias con licencia federal no pueden recibir reservaciones de personas o agencias sin licencia. Esto es tan evidente que da risa. Durante años los trapaleros dueños de la especulación con los pasajes a Cuba han comprado asientos al por mayor, haciendo y cambiando reservas en los Chárteres a Cuba –con sus honrosas excepciones-, ahora esta regulación advierte que la ley se va a aplicar.
La resolución insiste en que las reservas deben hacerse propiamente con toda la información del viajero en los afidávits, es decir, nombre, dirección, fecha de nacimiento, número de pasaporte y país emisor, aeropuerto de salida en los EEUU y autorización de viaje –o sea la categoría o licencia bajo el embargo por la que viaja la persona en cuestión.
Los viajes de los empleados de los Chárteres, algunos mulas de carga ellos mismos o sus familiares, se regulan ahora, exigiendo licencias específicas para estos “viajeros frecuentes” que bajo la sombrilla de Agencias licenciadas o Chárteres viajan constantemente a la isla para transportar cargamentos comerciales, dirigidos al próspero mercado negro de La Habana.
Vamos ahora a las mulas: durante años decenas de miles de libras de carga comercial, e inclusive artículos robados en Miami, como computadoras personales, ropa, perfumes, bisutería y otros han sido motivo del tráfico hacia la isla. Ahora, esta regulación reitera que el equipaje personal del viajero es eso: equipaje personal. No cientos de libras de maletas y bultos repletos de toda clase de suministros para el mercado negro.
Los viajeros “tienen que regresar los artículos con que viajan a menos que los consuman” –dice la Circular- y los regalos o donaciones humanitarias que transporten deben estar cubiertos por las correspondientes licencias de exportación y no deben “transportar artículos prohibidos –por el embargo y las regulaciones internacionales- como equipaje”. Léase, se acabó el relajo de las mulas.
Quienes lleven “paquetes de regalos” en exceso o para otras personas deben obtener una licencia del Buró de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio federal, pues eso es lo que hacen las mulas: transportan como equipaje carga comercial, artículos prohibidos bajo el embargo y hasta mercancías de dudosa procedencia. Ahora la regulación exige además responsabilidad a los Chárteres y sus empleados en el aeropuerto, testigos cotidianos de este tráfico.
Significativo es que cuando la Aduana de la República de Cuba reguló e hizo más estrictos los controles en los aeropuertos de la isla contra los malandrines que alimentan el mercado negro, la alharaca en la prensa de Miami llegó al cielo, sin embargo, ahora que el gobierno federal lo dice, todos callan.
Vamos a estar claros, el embargo contra el pueblo cubano es genocida, inmoral e injusto, pero quienes violan la ley deben ser procesados, tanto aquellos las mulas, como los especuladores o traficantes de esquina, quienes deben ser detenidos, pero también, gran parte de la culpa la tienen quienes en los Chárteres y Agencias de viajes a Cuba con licencias federales, se hacen de la vista gorda, aceptan sobornos o son participantes en estos delitos.
Este es un paso en defensa de la familia cubana, pero lo importantes es ver si esta palabrería legal se convierte en acción y al fin impera el orden en este multimillonario negocio para beneficio de quien sufre con este embargo criminal y las irracionales relaciones entre los dos países: la familia cubana.

LNC Julio de 2012

* Director de La Nación Cubana.
Ni Mulas ni trapaleras
Por Pedro Gonzalez Munné *