Elecciones
¿El péndulo hacia la derecha?
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Luego de los ecos del desastre electoral demócrata y los cantos de sirena radiales del “triunfo” repu-blicano, nosotros los electores masticamos el sabor amargo de quienes seguimos perdiendo luego de mi-llones de dólares quemados en anuncios de radio y televisión: la polvareda del circo se disipó, pero las cuentas siguen llegando.
No es solamente preguntarnos qué ha hecho Obama por nosotros, sino cómo nos ha fallado el sis-tema electoral bipartidista, como hispanos, ciudadanos o no, de este gran país.
Sigamos el dinero y cómo el uso de los medios, sobre todo la radio y la televisión, ha influido en la corrupción del sistema y la pérdida de poder por el votante, con la consiguiente compra de las elecciones por los grupos de poder. El mercadeo y los anuncios reemplazan la presentación de temas y logros reales de los políticos, con el diseño de imágenes negativas sobre el contrincante o aspectos atractivos para el consumidor, los cuales obvian el contenido político, e interés real para el elector.
Los candidatos ya no necesitan enfrentarse a los poderosos intereses de los grupos económicos, por-que desde hace mucho los principios no importan, solamente obtener el puesto a toda costa.
Volviendo al actual presidente, Barack Hussein Obama, es evidente que recibió el voto de castigo esperado en las elecciones ante la insatisfacción generalizada del votante por sus incumplimientos con-tinuados de promesas electorales y las ambigüedades en la política exterior de los Estados Unidos, como el caso del desastre de la llamada Primavera Árabe.
Obama no resultó electo, la extrema derecha desprestigiada lo impulsó, luego de un inepto George W. Bush quien nos hundiera en la debacle económica, dejando la herencia de una guerra sangrienta en Irak y Afganistán, con la pérdida de la hegemonía internacional de los Estados Unidos, dependiendo de inversiones y préstamos, sobre todo de China, el imperio comunista por excelencia.
El hecho de permitir la elección de un Presidente que no cumplía con los requisitos de ser WASP -siglas en inglés de blanco, anglosajón y protestante-, permitió a los verdaderos culpables del desastre, las grandes corporaciones y grupos de poder norteamericanos, evadir asumir el derrumbe imperial y de nuestro American Way of Life, esto es, pasando la culpa al primer Presidente negro en la historia del país.
No podemos negar que Obama es una estrella de rock en los medios, su carisma le ganó la esperanza de muchos de nosotros ante atractivas promesas de reforma migratoria, cambio económico, fin de la guerra, salud para todos y tantos otras fallidas esperanzas, calzadas con su origen racial y un discurso, el cual no por populista, dejar de ser menos atractivo.
Sus únicos esfuerzos reales en dos términos han estado dirigidos al rescate de grandes bancos y compañías financieras aseguradoras, pero sus promesas, o fueron frenadas por los republicanos, o senci-llamente no contaron con su voluntad para realizarlas, o en el caso de los hispanos, mientras con su mano izquierda prometía una reforma migratoria, la derecha firmaba presupuestos billonarios para mu-ros y campos de concentración, siendo su Administración la que mas expulsados del país ha acumulado en décadas.
Si hay una política Obamista exitosa, en la perspectiva de millones de hispanos interesados por la si-tuación de nuestros países de origen, ha sido el triunfo avasallador de la izquierda latinoamericana en las urnas, sobre todo en Venezuela, Brasil, Uruguay, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, por mencionar algunos países.
No hay espacios vacíos en política y ante el desinterés de Washington por apoyar a la extrema dere-cha continental, mas las ondas negativas de la crisis económica y la pérdida de imagen internacional de los Estados Unidos, las urnas fueron tomadas por asalto en el continente, ante el desgaste del poder y el discurso de los partidos politicos tradicionales nacionales y la pérdida de la influencia de los golpes de estado mediáticos por la prensa corporativa ante la innegable realidad de la miseria y la falta de oportu-nidades.
Aquí, nos enfrentamos a demócratas desmoralizados y a eufóricos republicanos, pero la alegría dura-rá poco, pues luego del circo electoral no se trata de implantar elaboradas estrategias o de continuar quemando dinero en los medios, sino de la triste realidad de la pérdida de la confianza en un sistema electoral corrupto e inoperante para los electores, quienes no acudimos a las urnas realmente ofendidos ante la publicidad negativa y simplista derrochada en la radio y la televisión.
Sería tonto concluir que el resultado de estas elecciones fue un acto de repudio a Obama, su partido y sus ideas, en lo cual el mismo dijera: “Mis ideas están en la boleta. Todas y cada una de ellas”, o con-cretarlo todo en la pregunta de si podrán gobernarán ahora los republicanos luego de la masacre, o con-tinuarán con la manida estrategia de continuar culpando de todo al negro Obama. 
No seamos maniqueos ahora gente, es hora de entender, todos y cada uno de nosotros la frase del estratega de campaña Clinton hace 20 años: “es la economía, estúpido…”.
Así mismito es.
Por Pedro González Munné