Un periódico sin brújula
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The Miami Herald
  Es reconocido entre los periodistas Latinoamericanos que el Miami Herald era un periódico que esta comunidad no se merecía. En mis años de estudiante de periodismo en la década de los 70 en La Habana, siempre fue una fuente de lo que el periodismo norteamericano debería ser. Muchos mirábamos con admiración al Norte en ese entonces.
  Hoy ya no es así. Luego de los escándalos sucesivos, los cambios de dirección constante y la entrega del periódico a los peores intereses del sur de la Florida, anclados en su obsesión de odio y codicia producto de la Guerra Fría, el Miami Herald ha pasado, de ser un periódico con un rumbo, reflejo de una comunidad, a una muestra lamentable de periodismo plegado y cobarde.
  No acostumbro a hablar de los colegas con otras personas, pero el hecho de que el sur de La Florida tenga en su principal publicación diaria estos problemas es lamentable, sobre todo porque en los últimos diez años, desde la redacción del Monstruo de la Bahía, como algunos en la comunidad hispana de Miami lo llaman, parten los noticieros de la Radio Pública (NPR) en La Florida.
  La obsesión de su hermano jimagua en español El Nuevo Herald por complacer al grupo más extremista de la comunidad cubana en Miami, quienes proveen millones de dólares en anuncios y por lo tanto, ordenan y mandan en los pasillos del Monstruo, han provocado el despido y censura de periodistas e intelectuales de diferentes sectores de la comunidad, así como la postura de ignorar el rico espectro de las comunidades del sur de la Florida, el multicolor espectro de belleza inmigrante que somos.
  Es lamentable, sino fuera patético que el poder del dinero domine almas y conciencias, aún algunos no entienden por qué no existe respeto por alguien que no se respeta a sí mismo.
Por Pedro González Munné